“El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita a ustedes”, dijo hoy el Papa Francisco a los indígenas durante la celebración eucarística en San Cristóbal de Las Casas.

El Santo Padre pidió a la sociedad a hacer un examen de conciencia y aprender a decir “¡Perdón!” porque muchas veces los pueblos indígenas han sido incomprendidos y excluidos; porque muchos, “mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban”. “Algunos –dijo el Papa– han considerado inferiores sus valores, su cultura y sus tradiciones”.

El Papa Francisco también dijo que nadie puede permanecer indiferente ante una de las mayores crisis ambientales de la historia. Remarcó que en este aspecto tenemos mucho que aprender de las comunidades indígenas, pues “saben relacionarse armónicamente con la naturaleza”. El desafío ambiental, dijo, es causada por el abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. “La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes”.

En la homilía de esta mañana, el Sumo Pontífice retomó la expresión del Popol Vuh “El alba sobrevino sobre todas las tribus juntas. La faz de la tierra fue enseguida saneada por el sol”. En esta expresión hay, dijo, “un anhelo de vivir en libertad, un anhelo que tiene sabor a tierra prometida, donde la opresión el maltrato y la degradación no sean moneda corriente”.

Al término de la celebración religiosa, los matrimonios de Diego Guzmán Girón y Petrona Girón López (de la comunidad de Tenejapa), y de Miguel Moshan Álvarez y Martha Pérez Ceverino (del Barrio de Cascajal de San Cristóbal de Las Casas), agradecieron al Santo Padre en lenguas tzeltal y tzotzil.

“Los pueblos indígenas de Chiapas, de México y de Guatemala estamos muy agradecidos por tu visita... gracias por poner tu corazón cerca del nuestro y estar con nosotros para aumentar nuestra fe en Dios, por la forma en que nos enseñas; aunque muchas personas nos desprecian, tú has querido visitarnos y nos has tomado en cuenta como la Virgen de Guadalupe a San Juan Dieguito”, dijo uno de ellos.

Otro de ellos agradeció al Santo Padre por autorizar el servicio del diaconado permanente indígena con su propia cultura: “con sus propios signos de cada uno de los pueblos de hombres y mujeres indígenas”, agradeció por haber aprobado el “uso en la liturgia y el ritual de la misa en nuestros idiomas, pues así podemos comprender y escuchar lo que Dios nos quiere comunicar”.

“Somos descendientes del pueblo maya, estamos unidos en el corazón del cielo y corazón de la tierra, como llaman nuestros antepasados a Dios, según nos lo narra nuestro libro el Popol Vuh, con un solo corazón, con los árboles, las flores, los animales, plantas silvestres, agua y manantiales... con nuestro corazón agradecido, literalmente lleno de flores, te decimos: ¡Tatic Francisco, muchas gracias!”

Al término de la misa, a la que se calcula asistieron entre 110 y 120 mil indígenas de cuatro etnias (zoque, tzotzil, tzeltal, tojolabal), el Papa Francisco recibió dos Biblias traducidas al tseltal y tzotzil, y un Nuevo Testamento traducido al tzotzil: un trabajo hecho “desde el corazón del pueblo”. Luego de recibir estos obsequios el Santo Padre abrazó a los traductores que se los entregaron, mientras los asistentes a la celebración gritaban “tenemos un Papa al lado de los pobres”. El Evangelio fue leído en lengua tseltal, y durante algunos momentos de la misa hubo música tradicional.